Qué tosco en el virar
el viento por la esquina,
en la calle la farola llovida
queda huérfana del eco
que no se repetirá
El resto de mis años lúcidos
condenada te habría de buscar
de mis brazos de ti ausentes
en los últimos resquicios
Muñeco roto al fin,
hoy marcho también yo
habiendo de dejarme ver
en el tedio suspendida,
en la atmósfera raída
de éste tu abandono
Déjame tu opinión, por favor.
Déjame tu opinión, por favor.
Lánguido poema (¿es correcto este calificativo para un poema?). Es que yo más que triste o melancólico lo definiría así. En tus poemas jamás hay rencores ni un atomo de rabia, ni a la vista ni en el fondo, sólo exposición de sentimientos que llega al alma a través de bellísimos decires. Te admiro, pedazo de poeta.
ResponderEliminarMil besosssss.
Languidez es una palabra que me gusta.Sí, observas bien y el adjetivo es correctísimo. Este poema es una crónica de un abandono, el exilio de las posibilidades, la esperanza...pobre protagonista, da penilla la muchacha.
ResponderEliminarLa admiración es recíproca, mi niño,gracias.
Ristra de besos
La ausencia, el abandono, la desesperanza, el tedio...No son desde luego argumentos que inviten a el optimismo y la alegría; afortunadamente tú con tu arte lo envuelves en papel de colores pastel, lo adornas con una cinta de seda y su correspondiente lazo y nos lo regalas, y entonces se convierte en un precioso presente. ¡Gracias, poetisa!
ResponderEliminarPara corresponder, te mando un mundo de besos y abrazos.
Esteban.
Qué bonito comentario me dejas.
ResponderEliminarFíjate que a mí me gusta más hacer regalos que recibirlos, me alegra por tanto, haberte regalado este poema si así lo tomas.
Otro mundo entero de abrazos apretujados para tí, gracias por venir.
Sete