El de ayer fue un día de sobresaltos para este afligido espíritu mío. Con ellos transcurrieron mis horas de deberes, mis horas de recreo, y aún con ellos fui a dar con los huesos en el lecho. Pero la osadía de lo onírico se vió consumada a las cinco de la madrugada. La vigilia de lo obscuro, de nuevo...
Sabe tú estimado lector que, en ocasiones me siento el alma vieja.
*
ooOOoo L L E V A D M E C O N V O S O T R O S ooOOoo
V i e n t o s del Sur calientes
del Norte fríos vientos
oh vosotros;]
en un punto ofuscado
ennegrecido de furias,
os juntáis en corriente brusca,
huracán de masa giratoria
obelisco de cinéticas fuerzas.
Olas púrpuras,
ah crestas de lo azul vibrantes,
en espirales de terribilidad
confluis en la llanura inmensa
roncar hacéis a la mar
con la garganta tosca.
Ah poderosas fuerzas
indestuctibles vosotras,
os pido;]
invertid en estas horas
en mí el poder vuestro
llevadme arriba
alllá por la atmósfera,
ahondad mi cuerpo
en el istmo marino
en sentido opuesto a lo señalado
haced girar mi destino.
Dejadme allí benevolentes
(ay allí sola dejadme)
donde el dolor de la carne
del alma]
no lleguen a alcanzarme.
Setefilla Almenara Jiménez
Déjame tu opinión, gracias.
Ese impulso nos gana a veces. Es poderoso tanto como su opuesto. Pero escuchando esa "Sirenes" de Debussy que nos obsequias se vuelve a la vida.
ResponderEliminarBesos, Sete.
Amiga....¿Acaso no es eso vivir?
ResponderEliminarBesos enormes...
ResponderEliminarTe agradezco tu lectura y comentario, Juan Antonio.
Saludos afectuosos.
Sete
ResponderEliminarLola, resulta que el vivir, con frecuencia duele.
Gracias y besos.
Sete