miércoles, 10 de octubre de 2012

PLATERO Y YO; LA TORMENTA

Escribir micro-relatos se me antoja uno de los grandes desafíos que encierra el arte de la literatura. Se trata de dar cobertura a una idea ocupando un  número mínimo de párrafos. Sin duda todo un reto. Si no recuerdo mal era Ernest Hemingway quien decía algo parecido a que el secreto de la escritura reside en saber omitir.Esta es una verdad del tamaño de un templo.Por esto admiro tanto a Juan Ramón Jiménez. Él sabía como contar algo sin decir lo demás. Poseía las claves para reducir un escrito a la esencia que lo va a definir. Fijáos en este micro-relato.Cuando se ha leído el primer párrafo, el poeta ya ha hecho de su lector un espíritu inquieto; le ha bastado un solo párrafo para implantar la atmósfera de la idea en la conciencia de quien lee. Es una prosa poética muy adjetivada. Conformada de frases cortas que consiguen el impacto. Platero y yo es todo un manual sobre cómo se debe escribir. (Sigo observándolo de cerca)

Setefilla




LA TORMENTA; PLATERO Y YO



Miedo. Aliento contenido. Sudor frío. El terrible cielo bajo ahoga el amanecer. (No hay por dónde escapar.) Silencio... El amor se para. Tiembla la culpa. El remordimiento cierra los ojos. Más silencio...
El trueno, sordo, retumbante, interminable, como un bostezo que no acaba del todo, como una enorme carga de piedra que cayera del cenit al pueblo, recorre, largamente, la mañana desierta. (No hay por dónde huir.) Todo lo débil—flores, pájaros—desaparece de la vida.
Tímido, el espanto mira, por la ventana entreabierta, a Dios, que se alumbra trágicamente. Allá en Oriente, entre desgarrones de nubes, se ven malvas y rosas tristes, sucios, fríos, que no pueden vencer la negrura. El coche de las seis, que parecen las cuatro, se siente por la esquina, en un diluvio, cantando el cochero por espantar el miedo. Luego, un carro de la vendimia, vacío, de prisa...
...¡Ángelus! Un Ángelus duro y abandonado, solloza entre el tronido. ¿El último Ángelus del mundo? Y se quiere que la campana acabe pronto, o que suene más, mucho más, que ahogue la tormenta. Y se va de un lado a otro, y se llora, y no se sabe lo que se quiere...
(No hay por dónde escapar.) Los corazones están yertos. Los niños llaman desde todas partes...
—¿Qué será de Platero, tan solo en la indefensa cuadra del corral?

Juan Ramón Jiménez



Déjame tu opinión, gracias.

4 comentarios:

  1. Ay, mi niña...Ya sabes la devoción, la envidia y el respeto que siento por este genio de la literatura.
    Nadie como él supo describir lo visible y lo invisible con las palabras justas.
    Yo nunca he sentido como con Juan Ramón que tocaba los sentimientos que dibujaba un escritor con sus palabras.
    Gracias por ponerlo.
    Un beso para ti, para el MAESTRO, y otro para el burrito de plata.

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    1. Esteban;

      "Nadie como él supo describir lo visible y lo invisible con las palabras justas.
      Yo nunca he sentido como con Juan Ramón que tocaba los sentimientos que dibujaba un escritor con sus palabras." AMÉN.

      Hoy tengo un "Gracias" para ti; Primero tú con tu escritura maravillosa me acercaste a Juan Ramón Jiménez, y después tuviste la deferencia de regalarme el entrañable libro "Platero y Yo".

      Te abrazo, maestro.

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  2. Maravilloso! Asombrado me quedo! Sediento de Platero, que correré a leer!! Gracias por vuestra sensibilidad y generosidad, Sete, steban

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    1. José léelo por Dios, te dejará LLENO de lirismo de oro, literatura exquisita.

      Gracias a ti por detenerte aquí.

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