viernes, 12 de abril de 2013

LA MUJER QUE SUSURRABA A LOS CABALLOS, O LA VEZ QUE AVISPADO CAMBIÓ LAS TORNAS


 
Convendrán conmigo en lo curioso de esta foto. En lo previsto, debía aparecer mi cabeza pareja a la del equino, mi mano derecha acariciando la quijada, los dos mirando a cámara, pero ya ven, en el momento de la captura el animal cabecea y quedamos los dos de esta guisa inmortalizados. No tardo un ápice en encontrarle el sentido poético, todas las experiencias lo tienen, así que imagino estarle susurrando algún poema mío a la manera del tipo aquel de la película, niño imberbe/cuerpo tierno de ángel/me acerco a ti como se abre la rosa humedecida de aurora/y en tus rodillas hay un temblor delicado... aunque si lo pìenso, enseguida veo que no es menester torturar al pobre animal. A la postre, y como no creo en casualidades, me alegra tener esta imagen y que mi cara no aparezca en ella. Indudablemente, mi querido Avispado es mucho más atractivo que yo y lo sabe, de ahí que quiera chupar cámara, perdonado está, claro.


Mejor con tu opinión, gracias.

4 comentarios:

  1. No, no, sin duda no martirizarías al caballo susurrando ese bonito poema.
    ¿seguro que no lo estabas haciendo en la foto, y por eso está el animal tan entregado?
    Bella imagen.
    Besos susurrantes.

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  2. jeje, no, te aseguro que no lo recitaba. Estaba demasiado ocupada intentando que la cabeza del susodicho y la mía, quedasen en paralelo al frente... ays...

    Bello comentario.

    Gracias en voz alta.

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  3. Una escena muy peculiar y hermosa.... Un abrazo

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