LIFE OF PI; LA VIDA DE PI

La descubrí de manera casual una noche, mientras que escuchaba «Radio Clásica». Aquellos acordes llenos de refinado exotismo me obnubilaron de buena manera. Cuando hubo concluido, el locutor al frente refirió que se trataba de la BSO de la película La vida de Pi y que había sido galardonada con un Oscar a la mejor Banda sonora original. Como sentí mucha curiosidad, al día siguiente tecleé el nombre en el buscador de Youtube. Una espectacular banda sonora no es suficiente para sentarme durante más de una hora frente a una pantalla de cine, por lo general exijo más. Lejos de decepcionarme, el trailer despertó mi entusiasmo. Esta la veo —me dije. Acudí a los cines Kinépolis y encontré una película sensacional. Absolutamente. La cinta es una continua transmisión de sensaciones que no dejan al espectador en la indiferencia. Pi, es un adolescente hindú espiritualmente inquieto, cuyo padre regenta un zoo en La India. Un zoo que no ofrece ni rendimiento económico ni futuro, por lo que el titular decide embarcar a su familia y animales rumbo a Canadá en busca de prosperidad. Resulta que la travesía se ve truncada por una tormenta y el barco naufraga. Todo el pasaje muere, exceptuando a Pi, quien logra salvarse a bordo de un bote. El joven Pi, solo y en medio del océano, deberá enfrentar la más dura adversidad. Pero el hindú no navega solo en realidad, en medio de la tormenta que hace zozobrar el navío, una cebra, una hiena, un tigre de bengala llamado Richard Parker (!) y una mona, consiguen subir al mismo bote que Pi...Overboocking total jajaja. Imagínate, la situación es caótica. Mientras que cada miembro del grupo intentará guardar el equilibrio para no caer de nuevo al agua, el hambre vendrá empujando. De modo que unas especies intentarán merendarse a otras, entretanto nuestro Pi —remo en mano a modo de arma defensiva—, asistirá estupefacto a la jauría. Gana el tigre, claro, que por algo está arriba en la cadena predadora, de modo que el panorama es el siguiente; a un extremo del bote tenemos al bípedo de la india, y al otro a la fiera de bengala...No hay consenso. La fiesta continuará hasta el final de la peli... Lo verdaderamente fascinante de esta interacción entre la naturaleza humana y animal, es el cómo lo cuenta Ang Lee, el director. El que procura dejar claro, que un hombre es siempre un hombre y que un tigre es siempre un tigre. Que ambos tienen sus argumentos. Es la fotografía, la que se llevara otro Oscar merecidísimo, fabulosa y mágica, no encuentro palabras que hagan justicia a la escena de las medusas y la ballena...Es el carácter reflexivo e inocentón del protagonista que te lleva a la ternura una y otra vez. Es la belleza genuina del tigre. Seguramente, sea la magia del cine en estado puro. Pese al drama que late de fondo, y la pugna del protagonista por encontrar la verdad reveladora de dios, la película tiene escenas divertidas, al menos me lo parecieron a mí. Ya sabes que el humor es muy subjetivo. Eso, o que soy más rara que un perro verde...Mientras que al resto de la sala se le encogía el corazón viendo hundirse al barco y sus ocupantes, el panzazo que da la cebra al caer desde el barco al bote me hace estallar en carcajadas, tantas que tuve que taparme la boca...Otra escena con la que me tronché de la risa es la peculiar imagen de la mona arribando al bote, al vaivén con sus grandes tetas y sentada flotando sobre una piña de plátanos...O cómo se justifica, al inicio, que el protagonista se llame Pi... muy divertido también.

Lucha por la supervivencia, surrealismo colorista, filosofía de la existencia, relaciones imposibles y mucho más. La vida de Pi. Una historia inverosímil y sorprendente. 

 Setefilla

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