En ocasiones la belleza qué concreta puede ser. Cada vez que la literatura, la música, o el arte de la pintura me conmueven y sensibilizan se me viene a la mente la expresión anterior. Me moría de ganas de escribirla, -emulando a don Gustavo Adolfo Bécquer cuando escribiera Los ojos verdes-. Sirva esta frase vertida finalmente en el blog, como enunciado clarificador y definitorio para esta entrada que pretende repasar una pequeña parte de la obra del célebre pintor valenciano Joaquín Sorolla por segunda vez en este espacio. Se me permita un título para esta minúscula selección.
A Z U L
Azul es el cielo que por mí vela
azul la mar,
que de inconcebida calma me envenena
El agua que te alimenta
los nimbos de los bebés
la moneda de los espíritus nobles
azules
Azul el nacimiento de una vida
así tan azul como el hogar de una estrella,
azul la indómita creación del artista
y el pulso de la montaña
Si pido perdón
azules las venas que me recorren
el silbido de una nube
azul la túnica que viste el aire...
Todo el azul cabe en un poema. Todo el azul cabe en un pincel.
Sorolla, un artista, una obra, hechos de azules.
Mejor con tu opinión, gracias.
Adoro a Sorolla, qué más puedo decir.
ResponderEliminarEsto ha sido un regalo.
Gracias.
Hola Sergio, gracias a ti por acercarte, sé muy bienvenido. Qué espléndido Sorolla,¿verdad?.
EliminarSaludos
Sete
La luz que sabía representar este hombre es increíble. Con alguna de estas imágenes parece que te vas a mojar en el mar solo de mirarlas; magnífico Sorolla.
ResponderEliminarAcabo de descubrir a Sorolla, que refrescante y evocador
ResponderEliminarGracias por compartir esas imagenes tan hermosas
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