domingo, 13 de abril de 2014

DIÁLOGO ENTRE SOFÍA AMUNDSEN Y ALBERTO KNOX


—Kierkegaard opinaba que existen tres actitudes vitales diferentes. Él utiliza la palabra fases y las llama “fase estética”, “fase ética” y “fase religiosa”. Utiliza la palabra “fase” para marcar que se puede vivir en las fases inferiores y de pronto dar el “salto” hasta una fase superior. Pero mucha gente vive en la misma fase toda la vida.
—Apuesto a que pronto llegará una explicación. Además empiezo a sentir curiosidad por saber en qué fase me encuentro yo.
—Quien vive en la fase estética vive el momento y busca en todo momento conseguir el placer. Lo que es bueno es lo que es hermoso, bello o grato. En ese aspecto se vive totalmente en el mundo de los sentidos. El estético se convierte en un juguete de sus propios placeres y estados de ánimo. Lo negativo es lo “aburrido”, lo “pesado”.
—Pues sí, conozco bien esa actitud.
—El típico romántico es por lo tanto el típico estético. Porque no se trata solamente de placeres sensuales. También quien tiene una relación de juego con la realidad o, por ejemplo, con el arte o la filosofía con los que él o ella trabajan, vive en la fase estética. Se puede tener una relación estética o de “observador” incluso con el dolor y el sufrimiento. Es la vanidad la que domina. Ibsen dibujó al típico estético en su personaje Peer Gynt.
—Creo que entiendo lo que quieres decir.
—¿Te reconoces?
—No del todo. Pero me recuerda un poco al mayor.
—Quizás sí, Sofía... Aunque éste ha sido un ejemplo más de esa pegajosa ironía romántica. Deberías enjuagarte la boca.
—¿Qué has dicho?
—Bueno, tú no tienes la culpa.
—¡Sigue!
—Uno que vive en la fase estética puede llegar a sentir pronto angustia y vacío. Pero en ese caso también hay esperanza. Según Kierkegaard la angustia es algo casi positivo. Es una expresión de que uno se encuentra en una “situación existencial”. Ahora el estético  puede optar por dar el gran “salto” hasta una fase superior. Pero o sucede o no sucede. No sirve de nada estar a punto de saltar si no se hace del todo. Aquí se trata de un “o lo uno o lo otro”. Pero nadie puede dar el salto por ti. Tú mismo tienes que elegir.
—Eso me recuerda un poco a lo de dejar de fumar o de consumir droga.
—Sí, tal vez. Al describir esta “categoría de la decisión” Kierkegaard  nos recuerda a Sócrates, que señaló que todo verdadero conocimiento viene desde dentro. También la elección que conduce a que un ser humano salte de una actitud vital estética a una actitud vital ética o religiosa tiene que surgir desde dentro. Esto lo describe Ibsen en Peter Gynt. Otra descripción magistral de cómo la elección existencial  emana de una desesperación y miseria interiores la ofrece Dostoievski en la gran novela Crimen y castigo.
—En el mejor de los casos se elige otra actitud vital.
—Y de esa manera a lo mejor se empieza a vivir en la fase ética, la cual se caracteriza por la seriedad y elecciones consecuentes según criterios morales. Esta actitud ante la vida puede recordar a la  ética del deber de Kant. Se intenta vivir de acuerdo con la ley moral. Igual que Kant, Kierkegaard pone su atención ante todo en la disposición mental de la persona. Lo esencial no es exactamente  lo que uno opina que es lo correcto y lo que uno opina que es malo.  Lo esencial es que uno elija tener una actitud ante lo que es “correcto o equivocado”. Lo único que le interesa al estético es si una cosa es “divertida o aburrida”.
—¿Y no se corre el riesgo de convertirse en una persona demasiado seria viviendo de este modo?
—Pues sí. Según Kierkegaard tampoco la “fase ética” es la más satisfactoria. También en la fase ética puede uno llegar a aburrirse de ser tan cumplidor y minucioso. Muchas personas,  cuando se hacen mayores, llegan a experimentar una gran sensación de cansancio. Algunos pueden volver a caer en la vida de juego de la fase estética. Pero algunos dan un nuevo salto hasta la fase religiosa, alcanzando así “la profundidad de 70.000 fanegas” de la fe. Eligen la fe ante el placer estético y los deberes de la razón. Y aunque puede ser “ terrible caer en la manos del  Dios vivo”, como expresa Kierkegaard, es cuando por fin el ser humano encuentra la conciliación.
—El cristianismo.
—Sí. Para Kierkegaard, la “fase religiosa” era la religión cristiana. Pero también tendría una gran importancia para pensadores no cristianos. En el siglo XX surgió una extensa “filosofía existencialista” inspirada en el pensador danés.


El mundo de Sofía/Jostein Gaarder/Editorial Siruela


Foto/Setefilla A


Mejor con tu opinión, gracias.

7 comentarios:

  1. Amigos, filosofeemos. “El mundo de Sofía”, de Jostein Gaarder. Extraordinaria obra de divulgación que nos hace caminar por los intrínsecos senderos de la historia de la filosofía occidental, y en cuya recta final me encuentro sumergida.
    Feliz domingo.

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  2. MUY LAPIDARIO Y EXCELENTE FRAGMENTO. EL INETRIOR HUMANO ES INSONDABLE. GRACIAS POR COMPARTIR.
    UN ABRAZO

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    1. Pero sondearlo resulta maravilloso, amigo.
      Gracias, abrazos.
      Sete

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  3. Gracias Setefilla, me sumerjo en el juego filosofal y veo por que "fase" estoy transitando. Un abrazo

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    1. Bien, Osvaldo, la filosofía tiene la cualidad de despertar preguntas. Preguntémonos...
      Muchas gracias, abrazos.
      Sete

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  4. Qué bueno, Sete! Menudo mundo el de la filosofía... Cuando empecé a conocerla (el los últimos años de la escuela secundaria) me enamoré de esas causas primeras, sus consecuencias, sus orígenes. Y luego llegó la ética. Y de ella también me enamoré. Porque nos remiten a lo más primario de las personas: porque no definen. Gracias por este momento de "verdades" Un beso, guapa!

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