domingo, 19 de octubre de 2014

EQUIS



El domingo no es un día de la semana, y por ende no es la culminación de esta. El domingo no es sino alguien, uno que se jacta, vanagloria se diría, de tener trastorno bipolar. Muchos ya deben de haberse advertido de esta condición carnal del día domingo, perdón, del alguien, porque es algo que viene de antiguo. Tiene que haber un nombre que valga para dirigirse a él, (para invocarlo claro está, porque puede uno estar de lunes o martes y tener la sensación de estar en presencia del alguien), para esperarlo también, en ocasiones con la paciencia hecha trizas. Equis es un buen nombre. Tiene el tipo, Equis, el espíritu equilibrado en apariencia y a poco que se le observa se averigua enseguida que pasan las horas por él sin aspaviento ninguno. Al estar el jardinero en presencia de Equis, se dice el jardinero y se dice el ejecutivo, el padre de familia, el amante, el vividor, el ascético, el púber y el senil, resultan estos infectados de la bipolaridad también. Pero aún no se ha hablado de la personalidad de Equis. Hay que hablar ya de su personalidad arrolladora, alguno tiene por fin que decirlo, ya urge que muchos lo sepan. El tipo, Equis, trabaja esas veinticuatro horas a favor de la causa que lo ocupa, que viene a ser imbuir en todos los anteriores el trastorno bipolar. Desde el alba hasta las primeras horas de la tarde Equis es Swing. Se sabe que logra hacer a los muchachos y muchachas danzar con los flequillos sobre las frentes, ingobernables, los brazos y piernas deshuesados, entregados por completo a los sonidos frenéticos. Aquellos, los que no pueden bailar por diversas causas no escapan al swing, nadie puede hacerlo, estos permanecen sentados tamborileando el suelo con los zapatos, mueven la cabeza al compás o ponen los brazos como si asieran instrumentos de Jazz imaginarios. El swing está omnipresente durante esas horas de la mañana y los corazones están contentos. Desde las primeras horas de la tarde y hasta las últimas horas de luz ocurre que hay un silencio y después la música se vuelve clásica. Es preciso decir tan clásica que suena un violín solitario, languidecen las notas en todos los rincones y esta languidez también es Equis. El espíritu del jardinero, el padre de familia, el púber y el de todos los demás que son innumerables, experimentan sensaciones similares a la pérdida. Se dice que algo huye por el horizonte para no regresar.
Equis sigue jactándose de su poder, afanado en su bipolaridad, asegurando lo suyo. Festival y duelo vienen de antiguo. Nadie puede escapar de Equis, nadie quiere.
Setefilla A



8 comentarios:

  1. Vaya, vaya con Equis y su bipolaridad. Últimamente me ocurre muy a menudo que no reparo el día de la semana en el que vivo, y estoy junto a Equis sin darme cuenta siquiera.
    Muy dominical tu crónica, me gustó mucho.
    Besos de domingo, o de Equis, o ...

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    1. Ya ves, un ejercicio diferente de escritura, ha sido estimulante escribirlo.Gracias por comentar.
      Abrazos en el martes, ese sí que es un día de la semana.

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  2. Me incluyo. Pero debido a que el domingo es el día que logro dormir como animal, ya que toda la semana hago la levantada estilo Rocky, a las 430 a.m. para atender mi trabajo, y luego seguir intentando escribir o pintar para ver ésto a donde me lleva, pues en éstas intensidades surge el trance que aparece cualquier cosa inesperada en la mente. Pero bailar. Hay que bailar a diario.
    Lo necesita el esqueleto.
    Besos.

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    1. Bailemos Carlos, deshuesémonos.
      Gracias por regalarme tu comentario, besos.

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  3. Ay, Setefilla, ¡qué don el que yace en ti; quién sabe dónde!

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  4. Nada más triste que un atardecer de Equis, esa hora del día en que de la bipolaridad va quedándole tan solo su lado más melancólico, el llanto, sí, de un violín, aquellos violines del otoño que sollozaban en el poema de Verlaine.
    Por cierto, también tu texto tiene swing.
    Saludos

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    1. Juan, es imposible decirlo más claro de lo que lo dices, así es Equis. Gracias por detenerte aquí.
      Un saludo.
      Sete

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