sábado, 1 de noviembre de 2014

QUERIDOS MUERTOS

Es menester darse uno cuenta de cómo nos gusta a los españoles importar costumbres y hábitos. Basta fijarse en el volunto este que nos ha dado, de un tiempo a esta parte, por festejar la noche de Halloween. ¿Habrá celebración menos divertida que la de querer remedar muertos vivientes, de peor gusto que la de dejarse espantar por cadáveres a propósito?  Un muerto no gusta a nadie, esa es la verdad disimulada en todo este tinglado. Inviten a alguien a entrar a la sala mortuoria a despedir a un difunto: qué va, yo no entro porque a mí los muertos me dan mucho yuyu, rehusará de inmediato. Pero para ese mismo fulano la parca es menos parca llegada la noche del treinta y uno, entonces a la hija retira del regazo la muñeca al uso para colocar en su lugar un esqueletito, así también la niña sabe de Halloween. No gustan los muertos. Claro que la cosa cambia con los muertos americanos, estos nos gustan porque tienen la singularidad de que se les acompaña con juerga. Gracias a estos nos ponemos ciegos a cubalitros, es la noche de Halloween y la ocasión lo merece. Que viva América. Los hay que se pasan la víspera de cachondeo y esparcimiento. Y al día siguiente, por el Día de todos los Santos, se recogen espiritualmente, ramo en mano, en torno a las tumbas de sus muertos españoles. Si se contrasta, resulta este último rito estrambótico a más no poder. En fin, recomiendo al lector que no tome a pecho estas observaciones aguafiestas, pero ya que estamos no está de más señalar que si empleáramos la misma cantidad de energía que gastamos en importar la cultura de otros en conciliarnos con la nuestra y exportarla nos iría algo mejor, pero esos son otros lotes, que diría mi padre. A decir verdad a mí la fiesta de Halloween me importa un bledo, lo interesante es que me sirve para poner en esta entrada el Thriller de Michael Jackson y que venga a cuento. Desde que he comenzado a escribir lo único que persigo es ver el Thriller y decir eso que dijo la complacida Katherine Hepburn; Cuando uno está frente a Michael y él está bailando es imposible mirar hacia otro lado. O algo así.





Mejor con tu opinión, gracias.

8 comentarios:

  1. En su ensayo "Todo lo que era sólido", Muñoz Molina afirma que lo peor que se puede ser en España es un aguafiestas. Claro que si alguien hubiese escuchado a los aguafiestas no estaríamos como estamos. Algunos de ellos suelen aportar ese puntito de sensatez que nos falta mientras nos divertimos. Y sí, amiga, en lo de Halloween coincidimos. Besos

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    1. Creemos que lo que tienen otros es siempre mejor que lo que tenemos nosotros, deberíamos hacérnoslo mirar.
      Besos.

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  2. Tampoco me uno yo a la celebración anglosajona del Día de todos los Santos; pero la influencia del cine y la televisión es sin duda muy poderosa. Curiosamente esta celebración se está transmitiendo de hijos a padres, a diferencia el resto de tradiciones. Vivir para ver...
    Otro buen artículo dominical.
    Besos terroríficos.

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    1. Pues deberíamos estar algo más preocupados por lo que inculcamos a las generaciones venideras.
      Besote español.

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  3. Mencionas la frase: Un muerto no gusta a nadie. Sin afán de ser pesado o adversarial, difiero.
    Debemos ser más aceptadores de la mortuoria realidad. Hay que saber vivir y hay que saber morirse. El tiempo de mi vida que pasé en México, lugar precioso que se fue degradando con la corrupción narco política al grado de perderse todo sentido de seguridad para todo habitante que carecemos de guardaespaldas, aprendí el punto de vista que la muerte es chistosa. Las Calaveras de Posadas cobraron auge mucho antes que el Halloween, y quedan siempre sonrientes en nuestro recuerdo. Son esqueletos que interpretan los personajes de todos los vivientes en la feria de vanidades que resultó ser la vida.
    Las culturas orientales festejan un deceso y expresan ésto en una fiesta que despide al muerto.
    Francamente prefiero que el día que me vaya rían en vez de llorar y que bailen en vez de tener dolor y luto pues mi vida ha sido buena con todos los altibajos naturales de vivir dentro de ésta surrealista película que nos hace reír y llorar y que sabemos que llegará un final del cual ignoramos todo, agregando así éste bizarro ingrediente de misterio.
    Aunque no niego que los ritos fúnebres del occidente tienen facetas fascinantes. Los gitanos desgarrándose la camisa en total dramatismo, los italianos llorando en la cena fúnebre o un velorio méxicano con mariachis que hacen llorar con la música y canciones.
    Yo creo que nuestros muertos no mueren de completo. Se quedaron a vivir en nuestros corazones. Besos. Que te sea buena la vida.

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    1. Pues yo quiero a los muertos lo más lejos posible. Esto atañe a los de verdad y a los de mentirijillas, Carlos.
      Gracias por acercarte, abrazos.

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  4. Anda escrito por ahí "que los muertos se ocupen de los muertos". A mí ni me suman ni me restan las festividades porque, a hoy día, el significado se ha alejado del simbolismo, por un lado y, por otro, hay tradiciones que van decididamente en contra de la innovación. Que Jesús ben José haya nacido un 25 de diciembre ya se ha descartado hace décadas, por ejemplo. El día de la bandera, por decirte, me parece arcaico, aunque sí me gustaría un día de la bandera, pero no de un país, sino del planeta. Lo que sí está claro, sea día de las brujas, del padre, o semana santa, es que se mueve bastante dinero.

    Un abrazo, guapa. Me gustó tu posteo.

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  5. Completamente de acuerdo en cuanto a que muchas de las celebraciones se han alejado de su raíz, y sí, sobre el nacimiento de Jesús de Nazaret sé que no se produjo en el día y mes señalados...Gracias por pasar, Silvio.
    Un beso.

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