domingo, 1 de febrero de 2015

PEQUEÑO INDIANA JONES

La vida es una aventura a la que se nace como un pequeño Indiana Jones en cueros. Puede cada cuál tener su propio concepto de aventura, no hay sentadas unas bases que cimenten qué hecho es aventura y qué otro no. Sucede que me duele la espalda. No conozco a quien no se duela de la espalda alguna vez, resulta el precio a pagar por ser animales bípedos, aseveran los académicos. Es la mía una molestia intermitente que no sé si llega a dolor y que no me incapacita para hacer vida normal, pero es lo bastante incómoda para que haya convenido tomar medidas. Así, hace unos meses que acudo a clases de Pilates conducidas por una dulce y solícita chica argentina. No deja la práctica del método Pilates de ser curiosa, asombrosa diría. El fin múltiple de entrenarse con este método consiste en fortalecer la musculatura de la espalda y el abdomen, lo que lleva a una correcta postura corporal, asimismo conseguir el control del cuerpo y la mente, para lo que se ejercita el sentido del equilibrio y la concentración, entre otros logros finales, ya digo. Para trabajar lo anterior, amén de coger las mancuernas a razón de dos kilos cada una y darse el lote, tiene uno que tumbarse sobre una esterilla y entonces ir alternando flexiones con estiramientos de brazos, piernas y tronco, todos ellos con el ombligo lo más pegado posible a la espalda y procurándose uno respiraciones hondas. "Aaaltas, esbeeeltas, elegaaantes", nos va diciendo la profe con tono calmo a poco que nos ha indicado qué ejercicio toca hacer ahora. De otra parte se conoce que para el inventor del método, el fulano Pilates, como mejor se optimiza el entrenamiento es estando el sujeto en absoluta comunión con el Fitball. Este es un balón del mismo volumen de un avestruz y sobre el que, recostado uno sobre las costillas, o puestos encima los tibiales y peroneos, o las rodillas, o los antebrazos o los cuádriceps, o las escápulas u otros, hay que guardar un costoso equilibrio y hacer a la par deslizarse dichas partes por la superficie curva por tiempo determinado y en una posición del cuerpo muy forzada. Recuerda el uso del Fitball al espectáculo circense en buena medida. Estar feliz por hacer Pilates lo estoy, con todo esto. Aunque al parecer no solo de estos ejercicios se ejercita el hombre. Al comienzo del taller, en el mes de octubre, la profesora decide los viernes en lugar de darnos Pilates darnos clase de baile, para así trabajar también la capacidad aeróbica. En lo particular celebré la decisión porque tengo gran gusto por el baile, de manera que los viernes toca bailar una divertida mezcla de géneros. La córeo que nos ocupa en estos momentos es una que adopta, entre otros de salsa y swing, un generoso número de pasos de Hip-Hop. Un engarzado de pasos que tiene que estar pulido para que lo exhibamos frente al respetable público que acudirá en el mes de mayo, a modo de broche del taller, según ha anunciado la profesora. Uno que ejecutarán unas señoras a las que se les ha dicho que para entonces sabrán bailar Hip-Hop, para pasmo mío...El Hip-Hop, por lo demás, es ese estilo de danza al que se da la chiquillería, y con cuyo ritmo los de mi quinta no hemos crecido ni interiorizado. Lo cierto a este respecto es que tengo severas dudas de que el pánico escénico unido a mi sentido del ridículo en estos menesteres, vaya a permitir que suba a ese escenario, que me enrole en esa aventura, pese a que suponga la decepción de mis compañeras y profesora. La vida es una aventura a la que se nace como un pequeño Indiana Jones en cueros. Le duele a uno la espalda, se adscribe a clases de Pilates y un día se sorprende a sí mismo bailando un Hip-Hop imposible frente a un puñado de desconocidos observantes, sin saber muy bien cómo ha llegado hasta ahí. Chesterton debió pensar en alguien como yo al decir: "La aventura podrá ser loca, pero el aventurero, para llevarla a cabo, ha de ser cuerdo".
Sete



Mejor con tu opinión, gracias.

13 comentarios:

  1. Espero que mejore tu espalda. Tu prosa no precisa pilates. Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La espalda ha mejorado mucho, gracias. La prosa siempre es mejorable, pero si te agrada me conformo.
      Buen día, besos.

      Eliminar
  2. Ay, los problemas de espalda. Si supieras lo que me cuesta ponerme los zapatos todas las mañanas... Me dijeron que fuera a un gimnasio y fui. Nada más entrar me vino ese tufillo a sudor, cuero y grasa de la maquinaria. Me agoté en el acto antes de ponerme el chándal. Me vino una especie de monitor con una sonrisa muy amplia enseñando unos dientes fuertes y blanquísimos, y ya ni te hablo de su musculatura. Me dio un apretón de manos que todavía me duele, y me djo con voz afeminada: veo que tienes algo de barriga y una ligera inclinación de espalda... no te preocupes, yo me ocupo de arreglarte... Salí corriendo de allí. Me sigue doliendo la espalda pero me he comprado unos mocasines y asunto arreglado.

    Espero que te recuperes, mi querida amiga.

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hombre, Francisco, qué alegría verte por aquí. Pues es que hay gimnasios que poco tienen que ver con uno, lo que está claro es que hay que ejercitarse físicamente, dentro o fuera de él, hay que esforzarse mucho pero hay siempre recompensa. En este tiempo mi espalda ha mejorado sustancialment. Así que te animo a que te muevas, la barriga tiene la importancia justa, pero la salud...
      Abrazos cálidos.

      Eliminar
  3. Una magnífica columna dominical, Sete, me ha gustado mucho leerte. Con prosas como esta se hace más llevadera la espera de nuevos poemas.
    A veces las cosas que nos parecen más diferentes entre sí terminan por converger; como tu dolor de espalda y el hip-hop. !Bien por el pilates!
    Felicidades por el trabajo.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esteban, amigo, tu mirada es siempre alentadora, qué harían mis escritos sin tus lecturas. Dominical (cómo me gusta esta palabra) dices, resulta que lo que escribo en domingo por la razón que fuere me merece un regusto especial.
      Ojalá falte poco para que escriba poemas de nuevo, ya sabes.
      Abrazos y besos.

      Eliminar
  4. Es muy cierto lo que contais. La audiencia imaginaria e los inicios y la ruptura con la autoimagen de eficaci o no. Recomiendan ejercicio, que no deporte como conducta de salud.Yo me atrevería a invitar a la vida saludable y aprovechar lo que hoy se sabee científicamente sobre el tema.
    Ahora bien cada persona es única y las prescripciones y guías deben encauzarse por profesionales. Ánimo.

    ResponderEliminar
  5. En ello estamos, entrenador, bienvenido.
    Un saludo.
    Setefilla.

    ResponderEliminar
  6. Pues hacer Pilates... Aunque soy ne quedo con el Hip-hop. Lo sé, soy una rara avis. ¿QUé se le va hacer?

    Un abrazote, Anna

    ResponderEliminar
  7. Rara avis por qué, si bailar es muy estimulante, jeje. Anna a mí lo que me cuesta es exhibirme en escenario alguno...
    Abrazos.

    ResponderEliminar
  8. Hola guapísima, que me he reído imaginándote en cada una de esas circunstancias que comentas.
    Ya sabes que la vida es una aventura tras otra, cada una lleva adjunta un aprendizaje, emoción, lección, que no puedes dejar pasar inadvertida. Respeto mucho tus dudas o miedos, pero siempre te animo a abandonar "tu zona de confort".
    ¡MIL BESOS BONITA!

    ResponderEliminar
  9. Soraya querida créeme que también yo me río con los ejercicios de fitball. Tendré en cuenta tus recomendaciones, que por algo eres mi maestra favorita.¿Zona de confort? qué pilla eres... ;)
    Me gustó mucho ese café del viernes, gracias por todo lo que me transmitiste. Y por comentar aquí.
    Abrazo largo, fuerte, cálido, amiga mía.
    Sete.

    ResponderEliminar
  10. Espero que desde que escribiste esto tus problemas de espalda hayan desaparecido. Por mi parte puedo darte bastantes consejos:
    El pilates es genial, pero nunca lo hagas cuando los episodios molestos sean más agudos.
    El pilates está muy bien porque fortalece los músculos que alivian la carga sobre la espalda (Abdomen y glúteos).
    Quizás haya otra práctica más placentera y completa que el pilates y que con las posturas adecuadas y sin necesidad de artilugios, sólo con cuerpo y mente, consigas elasticidad, fortaleza abdominal, equilibrio (físico y mental). Se trata del Yoga.
    Por último decirte que un buen reflexoterapeuta podal puede de manera casi milagrosa devolverte a los días en los que ni siquiera advertías que tenías una espalda.
    Ojalá que estos consejos ya no sean tan necesarios y que tu baile callejero a los ojos del público haya sido un éxito.
    Te diré que yo he probado todos esos consejos y que el definitivo fue el del reflexoterapeuta podal.

    ResponderEliminar