miércoles, 18 de marzo de 2015

Juan Claudio Cifuentes, descanse en Jazz.



Jazz porque sí; un programa de radio que se queda sordo, tuerto, cojo, de la noche a la mañana. Se le muere a este país, a la radio, a la música, el que es nuestro primer jazzman, quien desde hace décadas se dedicara a difundir entre los españoles ese género de música extraño que era hasta entonces el Jazz. Nos deja, en la madrugada del pasado martes, Juan Claudio Cifuentes, "Cifu". Cuando ayer de mañana sintonicé Radio Clásica, pues como suelo, con despreocupación, a fin de que armonice los quehaceres de una caseros, encontré que daban una emisión extraordinaria de uno de mis programas preferidos de la casa, Jazz porque sí, que es natural a la noche del domingo y que conduce con sapiencia Cifuentes. Las muestras de admiración y afecto que deslizaban los afligidos compañeros presentes en la mesa de la radio congelaban mis auriculares de a poco, como chorros de agua helada. Se había marchado. Hablaron de él y para él, para despedirle y para traerle, y lo hicieron los locutores a la manera que él hubiera querido, poniendo temas de Jazz clásico, el Jazz que se producía de los sesenta hacia atrás y que era su devoción,  (estoy contigo, cifu). Hay que ver que escribo yo estas palabras al maestro y mi condición de donnadie, de no entendida,  me abruma. Pero hablaron ellos, que son los que deben hablar y no yo; sobre que amaba el Jazz desde que a los dieciocho años el padre le regalara un tocadiscos y un disco de Glenn Miller, sobre erudismo, sobre su labor pionera de difusión concienzuda, sobre esa memoria que poseía y hacía de él una enciclopedia viviente, sobre su extraordinaria biblioteca personal de precisa organización, sobre el  profesional al que todos pedían participación en los eventos de Jazz que se sucedían, y a los que acudía con entera discreción, anécdotas también se narraron varias, divertidas, curiosas. En lo particular, Juan Claudio Cifuentes conducía mis noches del domingo con mano asentada, llevándome a mí, por esos reductos tranquilos que son "Jazz porque sí", a donde el buen hacer de Miles Davis, Hellen Forrest, Charlie Parker, Billy Holiday, Benny Goodman, (ah Benny, te tengo que querer), Ella Fitzgerarld, Louis Armstrong, (dios, Louis, contigo empezó todo, al parecer), así como otros muchos músicos que se expresaron aferrados al caramelo ese del Jazz. Y así, como quien no quiere, el locutor la dejaba a una toda la semana pensando en Jazz, procurando hacerse con tal o cuál músico que citara a la entusiasta manera suya de contarnos, la dejaba con esos sonidos saltimbanquis, swingueros, deambulándole adentro, qué malote. Hasta entonces, hasta que me permitiera yo el micrófono íntimo de Juan Claudio, la mayoría de los anteriores nombres eran para mí desconocidos, pero el Jazz venía para quedarse.
Te debo agradecimientos, maestro, por tanto.
Como dicen tus compañeros de radio, descansa en Jazz.

Sete.






Mejor con tu opinión, gracias.

6 comentarios:

  1. Jazz, jazz y más jazz. Una música que es una forma de vida. Una atmósfera. DEP. Besos

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  2. Así es, José Luis. Como digo allí en el otro frente, hay géneros que apenas los roza uno, sabe que ya no se marcharán. Me sucedió eso mismo con el Jazz y se lo debo a él.
    Un abrazo.

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  3. Nuestras vidas serían muy diferentes sin su banda sonora. Siempre es una mala noticia la pérdida de aquellos que trabajan en difundir la música. Descanse en jazz.
    Besos musicales.

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  4. Con la música siempre estamos en deuda, con los que nos enseñan a amarla también. Es el caso.
    Te invito el domingo a escuchar Jazz porque sí.
    Abrazos.

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  5. Magnífico memorándum para un maestro del jazz... Un abrazo.

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