domingo, 5 de julio de 2015

Una cura de historia

Para quien no lo sepa, en la ciudad de Granada son de obligada visita los Baños Árabes Hammam Al Ándalus. Yo lo supe hace un par de días que acudí por la noche, así, permítanme ponerles en situación porque ciertamente fue una vivencia significativa y a recomendar a quien bien se quiere. Verán, he sabido que este Hammam sito a los pies de la Alhambra data del siglo XIII, que cerró en tiempos de los Reyes Católicos y que, en el año 1998, cinco siglos después, se restauraron y fue abierto al público nuevamente, siendo los primeros Baños Árabes en España.




Aquella noche, nada más entrar, advertí que el abundante calor y humedad ambientales no pasan desapercibidos y demandan desvestirse de inmediato a poco que en recepción le han provisto a uno de toalla, higiénicos patucos de plástico a ponerse sobre los zapatos, y hecho pasar a los vestuarios. Ya estando uno descalzo y con ropa de baño, la señorita que atiende le espera en la sala primera, en voz baja indica que es imprescindible ser silencioso, que estará atenta a cualquier consulta que se tenga, e igualmente explica el orden de baños recomendado. 
Goza el balneario en cualquiera de sus rincones de un ambiente onírico, créanme, mimetizarse con él es cuestión de unos pocos minutos. La iluminación viene dada por agrupaciones de velas aquí y allá, las hay por decenas, velas color hueso que pueden verse sobre el filo de las bañeras,  en las jambas de los arcos o en los muros dentro de hornacinas, a media luz la decoración titila entre el tiempo presente y la vuelta al esplendor del ayer, la completan suelos marmóreos, en los vanos pasantes arcadas con apliques de yesería ornamentada, en los techos abovedados lucernarios en forma de estrella, y muros de alicatados zócalos a rombos y figuras geométricas, sobre cuyos espejos danzan aguas en suave vaivén. Música árabe flotando por encima de las cabezas abstraídas y chorros de agua cayendo en perfecta acústica sobre las pilas confortan el oído. Ensoñación plena de exotismo, un regresar al origen de la cultura andalusí, hacer la terapia de las aguas calmas mediante la relajación del agua caliente, la revitalización del agua fría.
Esta primera es la sala de refresco y té, resulta que uno puede hacer una pausa entre baños y acudir a refrescarse echándose agua helada por encima con unos cuencos de orfebrería, así como sentarse a tomar té verde con hierbabuena cuando convenga, por lo demás, todavía más delicioso que el que he probado en las teterías morunas de que gozamos en Granada. De dirigirse el visitante al extremo opuesto de las instalaciones, encuentra la mayor de las bañeras o pilas y que contiene agua templada, a usar antes de entrar a la sala de vapor o baño turco; señores, sauna para valientes la turca, les digo que debido a la densa bola de vapor que hay, apenas se logra el verse a uno mismo allí adentro, casi cuarenta grados de temperatura y una humedad del noventa por ciento son a tener en cuenta, muy valiente no debo ser, calculo que soporté tres minutos a lo sumo y ya me pareció una hazaña, para los no aclimatados recomiendan cinco, pero, de haberme expuesto cinco minutos a un horno tan bárbaro como aquél habría sufrido un vahído y arruinado a consecuencia la visita a ese paraíso, acháquese a la poca grasa que tiene una o a la poca presión arterial, tal vez al débil espíritu, qué sé yo... Frente a esta estancia se abre un pasadizo enjuto y largo que responde a la sala de masajes, estos con fines relajantes que se llevan a cabo siguiendo rituales según dicta la tradición, a saber Kessa, Ilbira o Al Ándalus, sobre camillas de piedra caliente y por aplicación de aceites esenciales de rosa, lavanda, ámbar rojo o granado según el capricho, y que despliegan el increíble aroma por doquiera. Respecto a la zona media de la nave, en un ala se ubica el baño caliente, pequeño habitáculo en umbría y en el que adormilarse, y en el ala opuesto otra bañera con agua helada en dónde espabilarse. 
Agua, luz, música, contrastes térmicos, un festín para los sentidos, para el cuerpo, la mente. En efecto 'Un baño de historia', o Baños Árabes Hammam Al Ándalus, obligada cita para conocer Granada y su andadura a través de los siglos.


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Fotos; Web Hammam Al Ándalus Granada

Mejor con su opinión, gracias.

10 comentarios:

  1. Maravilloso artículo, no pudo visitarlos en mi última visita a Granada, pero prometo hacerlo en la próxima. Gracias, Setefilla.

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    1. Gracias, amigo, va uno al spa pero esta experiencia es diferente, te lo aseguro.
      Un abrazo.

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    1. Lo que significa que la prosa consigue poner en situación, es lo pretendido.
      Besos.

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  3. El refinamiento árabe en estas cuestiones y en otras muchas es bien conocido. No me extraña que se cerrara en tiempo de los reyes católicos, también es conocido el poco interés por la higiene de los monarcas, sobre todo el de la reina.
    Un gran articulo descriptivo.
    Besos termales.

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  4. Muchas gracias, Esteban, pues sí, tienes razón, cada sociedad tiene su gloria y su lastre, en tiempos de La Reconquista ya sabemos que el aseo personal...
    Un besote.

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  5. Puedes creer que viví 6 años en Granada y al final entre unas cosas y otras no pude ir? Menos mal que ahora tampoco me pilla muy lejos, porque leyéndote queda una embelesada y con ganas de vivir la experiencia.
    Besos!

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  6. Suele pasar, Ali, en Granada llevo desde el 2005, y hasta ahora no había ido.
    Te animo a que te des ese capricho, por ser una experiencia distinta.
    Gracias, un beso.

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  7. Esto es mucho mejor que buscar un folleto de turismo.
    Me has llevado de las manos.
    Saludos!

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  8. Complacida por lo que dices, Roberto. Bienvenido al blog.
    Un saludo.

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