miércoles, 11 de mayo de 2016

En donde estoy te construyo







Cuando salgo al campo en todo te encuentro, a cada paso dado soy más pequeña, más y más pequeña y cuanto más empequeñecida más carne pego al corazón, que parezco un corazón solamente que se deja rodar desde la cima y todo lo toca y todo le afecta.
Cuando salgo al campo en todo te encuentro, los pinos procesionan guardando un halo de misterio, como cuando caminas y tu mirada se va y yo no te alcanzo, amor mío, antes que existieras yo te esperaba y no sabía que te esperaba, tú latías en el mundo y algunas veces tu latido me rozaba. 
Porque el arroyo es un hombre de rostro azulino, de muslos que fueron llamados al amor más dulce, que está tendido y nunca calla por el mapa bucólico voy hasta encontrarlo.  El agua te salpica como un encaje que te adorna, que busca el músculo de tu cuello, el rumor del agua es el tuyo. 
Yo querría decir que es eterno... 
Yo querría decir que eres eterno... 
Y montada en mis pasos me voy perdiendo por los escarpados y tú siempre vas delante, tienes tanto perfume como el campo, hueles a la tierra recién arada, a fruta que explosiona en el tallo, a todas las jubilosas primaveras y yo tras de ti te voy oliendo, muriendo un poco. 
Amor, en verdad a veces quisiera desasirme, dejar que al fin tu figura me abandonara pero entonces el paraje se agrava y empieza a llover, tengo que mirar a la lluvia porque en la lluvia me estás buscando, te desbocas y me anegas los ojos, te adentras en mi boca abierta y en mi cuerpo te revuelves ansioso como algo que no sé que es. Alma mía, yo soy una golondrina que en ti anidó una tarde, qué te haces...
El paisaje regresa diferente cuando la lluvia amaina, los sembrados, las montañas, los matorrales, las aves recortadas en lo alto, todo gana un color activo renovándose. Yo me cobijo en los majanos para esperarlo y hundo mis manos en la roca, dura es la roca de la lucha mía. Te pareces a la brisa, el aire vacuo, lo que antes estaba lejos de pronto se acerca y me rodea con unos brazos anchos que me alzan con alegría de limonero. Yo te miro desnudo e indiferente en el centro del páramo y cuantas cosas veo en ti se fijan o hacia ti marchan.Te veo en el Todo porque contra ti, contra tu hermosura ilimitada está fraguándose mi lucha y no puedo, no sé si amarte más o amarte menos. 
Digo no puedo y te adivino en los animales, es difícil verlos, como a ti cuando callas y desapareces y eres entonces como el universo, te ofreces inmenso pero no te toco. Tan bello tú, muchacho, tan borracho de ti como está el campo todo.


Muñeco grande
en donde estoy te construyo
y en ti me agoto




5 comentarios:

  1. Estimado lector, a día de hoy este blog cuenta con más de trescientos textos, conviene eliminar algunos de ellos si se leen con la perspectiva que ofrece el paso de los días pero también ajustar otros, como es el caso de este poema en prosa, en mi humilde parecer cercano a la emoción ayer y hoy.

    ResponderEliminar
  2. El campo es ideal en primavera o en otoño... un tanto le pasa al amor. Desconfío del verano y del frío del invierno. Tu texto... emocionante. Besos

    ResponderEliminar
  3. Hablas con una idealista nata, qué puedo decir... Una alegría que te hayan resultado emocionantes estas viejas líneas.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Una magnífica prosa poética... Pero, ¡que romántica eres! Gracias por ofrendarnos con tus versos amiga Setefilla. Besos

    ResponderEliminar
  5. Romántica para lo bueno y lo malo, amiga.
    Gracias por pasar.
    Un beso.

    ResponderEliminar