jueves, 5 de mayo de 2016

Me lo cuento




Primer día de clase. Pregunto en la recepción del enorme y modernista edificio por la sala Picasso. Me adentro un poco más,  bajo unas escaleras a cuyo pie se deja ver la parte interactiva de un museo, giro a la izquierda y camino un poco, después a la derecha, paredes y puertas son blancas, hay pinturas expuestas en un pasillo, lo atravieso sin quitarles ojo. Conversando con un hombre hay una mujer atractiva y que debe de ser la profesora, se gira y me pregunta si vengo por el taller de dibujo, el semblante es afable, confirmo y me conduce al interior de la sala taller. Un espacio de dimensiones generosas, aunque artificial hay mucha luz: más paredes altas y blancas de las que cuelgan o se apoyan lienzos pequeños, grandes, los hay por todas partes, muestran retratos al óleo concluídos, bocetos a carbón recién empezados, obras en acrílico, a espátula, a pincel, dibujos, una quincena de caballetes distribuidos por la sala y carteles que explican la teoría del color o las medidas del rostro. No han llegado los otros alumnos y me entretengo en la excitada observación de esto y aquello otro, el festín de color me desconecta por un momento. He traído un bloc de bocetos, unos pocos lápices y otros tantos papeles para acuarela, los dispongo sobre una mesa de trabajo que hay a una esquina. Comenzada la clase se me ha encomendado copiar un dibujo de contornos. Son unas mujeres orondas que parecen girar en un espacio circular. La imagen se me da virada trescientos sesenta  grados, consigo bastante concentración y tras un buen rato finalizo mi  tarea de principiante dando como resultado un dibujo de trazo inseguro, rostros cómicos y cuerpos paticortos. La profesora me anima alegando que el peculiar ejercico solo pretende fomentar el lado creativo de mi cerebro, agudizar la mirada. Seguidamente encharco con agua limpia un papel para acuarela, que es un soporte de vista y textura hermosas, y vierto en diversos puntos colores primarios. Sostenido el formato en el aire, conduzco los pigmentos por el río de agua, en un placer intenso los someto, se funden, concentran o degradan. Una vez se ha secado obtengo una mancha que vibra y expresa y me maravilla.



Nota: Ni de estilo ni de ninguna otra cosa, son líneas espontáneas, un ejercicio de hábito de escritura.

8 comentarios:

  1. La pintura en varias líneas. Ese curso promete. Besos

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  2. Contarme y contaros estas líneas simples va a hacer que no cierre el blog.
    Gracias por tu tiempo, José Luis.

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  3. A mí me gustó mucho, Sete.
    Todo sirve para no cerrar tu blog, sería una verdadera pena.
    Un beso.
    HD

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  4. Hola, Humberto, muchas gracias. Lo que me ocurre es que últimamente tengo la atención más dispersa de lo que suelo, y esto hace que esté desganada para la lectura, por otro lado ya sabemos que quien no lee no puede escribir, y escribir es lo que me llena y da sentido a este blog. En medio de esta confusión me planteo si no debería cerrarlo, en fin.
    Un abrazo, amigo, te agradezco mucho el comentario.

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  5. Poder desarrollar las inquietudes que nos apasionan aumenta la alegría de vivir. Sigue dibujado,pintndo,fotografiando,escribiendo, etc,y no cierres nada, si acaso la cancela de tu casa por las noches. Un placer leer y acompañarte en tu clase.
    Besos.

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  6. Setefilla: ¡Hermosa manera de pintar! Y ¡nada de cerrar! quienes te seguimos, aunque sea esporadicamente; como en mi caso, esperamos poder seguir contando con tus creaciones para nuestro regocijo y para promoverlas a través de "Paracuentos"...

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  7. Me alegra verte por aquí, Esteban. Sabes bien que no paro de crear, no me aburro lo más mínimo, pero antes que de ninguna otra cosa este blog va de lo que escribo...
    Gracias por este comentario.
    Abrazos.

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  8. Muchas gracias por la visita, Osvaldo, yo espero escribir satisfactoriamente, a ver qué pasa.
    Un abrazo.

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