domingo, 9 de octubre de 2016

Anotaciones de superficie (VII)








El pasado viernes me anduve probando un reloj. Sucedió de esta manera: primero me lo abroché con mimo y, seguido me di a la entera observación del nuevo aspecto de mi muñeca portando ese artilugio. Entonces subía y bajaba el brazo, giraba la mano a un lado y al otro, estiraba y encogía los dedos en esa rutina de movimientos impostados. Hay que decir que mi antebrazo, antes uno cualquiera, se volvía ahora un antebrazo de postín. Tras un rato de cavilaciones deseché la idea de comprarlo. Hace diez y ocho años tuve un reloj que me desapareció al poco de adquirirlo, el asunto es que me lo retiré para hacer alguna tarea impropia de relojes y, cuando volví a buscarlo no estaba en donde lo dejé. No recuerdo haber tenido ningún otro antes y después de ese. Tampoco me tengo en la memoria con la nariz pegada a un escaparate de relojería. Casualmente, o no, el domingo comí con una amiga quien lucía un reloj muy similar al que me anduve probando. En el transcurrir de su diálogo hacía gestos con el brazo y reloj y brazo se crecían ante mis ojos y aseguro que formaban una unidad sin fisura posible. Tenía una que admirarse. Me estoy preguntando a qué se deberá esa fealdad mía de rehusar los relojes. Si habrá enmienda para mí.
 
 
 

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10 comentarios:

  1. Un relato con mucha miga... ¿Por qué sera?

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  2. Es propio de los escritores olvidar frecuentemente el paso del tiempo.
    ¡Vaya! ahora me da por pensar que un reloj no se posee sino al contrario. Son cosas mías, no voy a hacerme caso.
    Saludos.

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    Respuestas
    1. Pues tienes toda la razón, Ángel, decía Cortázar que no le regalan a uno un reloj por su cumpleaños, sino que es uno el regalo de cumpleaños para el reloj...
      Saludos.

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    2. Si lo decía Cotázar, amén. Ahora mismito me pongo a releer alguno de sus cuentos.

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  3. Es que eso de llevar la cuenta del tiempo en la muñeca...o no se piensa o hay que tener un valor enorme para soportar semejante peso, por eso que tb se dice del peso del tiempo...muy interesante. Un abrazo

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  4. Es verdad que una mira la hora varias veces al día, cómo si no...pero de ahí a llevarla atada al cuerpo, me lo pienso y me lo vuelvo a pensar.
    Gracias por tu tiempo.
    Un abrazo.

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  5. Es que las horas pesan, los minutos huyen y el tiempo vuela.

    He disfrutado tu publicación.

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  6. Me alegra que te haya gustado, Alonso.
    Saludos.

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