Poder reproducir, salvando las distancias, una pintura de tanta hondura sentimental como esta de Montserrat Gudiol, cuánta satisfacción...
Convivir al fin con esta imagen tan condenadamente bella, qué emoción esta mía...
Convivir al fin con esta imagen tan condenadamente bella, qué emoción esta mía...
Qué emoción pintar esas bocas
que van a besar tanto
traer al mundo las sensuales manos
juntar estas piernas que se elevan
qué emoción hurgar en el gesto
ver removidas las entrañas
Óleo sobre lienzo 80x60
Esta entrada ha despertado un recuerdo de mi infancia. Verás, con once o doce años visité en una actividad escolar el museo del Prado, y en una de sus salas - aquí la memoria se difumina- un grupo de jóvenes, ordenada y estratégicamente situados con sus caballetes y lienzos, reproducían una de las obras allí expuesta. Si te colocadas tras ellos podías observar el cuadro en diferentes estados de ejecución; parecía que, usando la imaginación, tenías el privilegio de observar al autor original mientras creaba su obra maestra. Te cuento esto porque puedo hacerme una idea de la emocion que debe suponer para ti reproducir una obra que es de tu agrado, y porqué no, hasta de sentirte por un momento como esa pintora que admiras. Felicidades por el trabajo.
ResponderEliminarUn beso.
Pd.- Soy Esteban Ferrández, pero he estrenado tablet y algo falla con la identidad. En fin...
Esteban, aquellos jóvenes debían estar intimidados, imagínate, ponerse a dibujar y pintar del original mismo y en la sala de exposición del propio Museo del Prado, eso tiene que imponer mucho.
ResponderEliminarEn fin, como no puedo tener el original, pues...do it yourself!
Muchas gracias, un abrazo.
Darse este tipo de gustos sí que está por arriba de la media, norabuena, guapa! Toda la buena onda.
ResponderEliminarUn lujazo, Silvio, así lo considero.
ResponderEliminarTe agradezco la visita, un beso.
A tus pies, amiga. Un abrazo
ResponderEliminarQué se den bien esos compromisos literarios, gracias por acercarte. Un beso.
ResponderEliminarBeso que es uno en dos tiempos, que nace por encima de la oreja y continúa en el brazo, ella, él, uno solo, nacidos del color y de la luz y del talento, amiga. Salud.
ResponderEliminarSi me dicen hace tres o cuatro años que iba a pintar esto...en fin, me alegra que te guste.
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