sábado, 30 de julio de 2011

RAFAEL ALBERTI ; PLEAMAR








Cuando descubro cosas hermosas me asaltan unas irrefrenables ganas de compartirlas.
                                                                                                                                                            Setefilla



PLEAMAR 
(fragmento del disco "Poeta", de Vicente Amigo )

Cuando tú apareciste,
penaba yo en la entraña más profunda
de una cueva sin aire y sin salida,
braceaba en lo oscuro, agonizando,
oyendo un estertor que aleteaba
como el latir de un ave imperceptible.
Sobre mí derramaste tus cabellos
y ascendí al sol y vi que eran la aurora
cubriendo un alto mar de primavera.
Fue como si llegara  al más hermoso
puerto del mediodía. Se anegaban
en tí los más lúcidos paisajes:
claros, agudos montes coronados
de nieve rosa, fuentes escondidas
en el rizado umbroso de los bosques.
Yo aprendía a descansar sobre tus hombros
y a descender por  ríos y laderas,
a entrelazarme en las tendidas ramas
y a hacer del sueño mi más dulce muerte.
Arcos me abriste y mis floridos años,
recién subidos a la luz, yacieron
bajo  el  amor de tu apretada sombra,
sacando el corazón al viento libre
y ajustándolo al verde son del tuyo.
Ya iba a dormir, ya a despertar sabiendo
que no penaba en una cueva oscura,
braceando sin aire y sin salida.
Porque habías al fín aparecido. 

                             Rafael Alberti

2 comentarios:

  1. Qué sería de los poetas sin el amor,¿verdad?
    Precioso canto del maestro del Puerto. ¿Qué tendrá esa tierra?

    ResponderEliminar
  2. Éso mismo, qué sería...el amor es tan poetizable, es tan idealizable...
    Ahora me han entrado ganas de leer más de Alberti.

    Cádiz...he vivido un año en Cádiz, en la playa de la Barrosa,¡Dios! Esteban qué recuerdos...esa playa en invierno es muy disfrutable, esas lecturas a solas con el mar...Pues yo no sé lo que tenga Cádiz,esa pregunta me la hacía y me la hago a veces, fíjate que aun no he dado con la respuesta...¿séra que lo que tiene es duende?, su gente parece haberse quedado con todo el arte,parece escucharse un quejío en cada esquina, que hasta los cartuchos de pescado parecen cantar flamento jolín...adoro a su gente.

    Este escrito de Alberti lo encuentro bellísimo.

    Besazos, mi niño bonito.

    ResponderEliminar