Eran días de veinticuatro aciagas horas.
Cada una colgaba del reloj de Picasso.
Llegabas lento, como si te deslizaras.
Pero apenas me tengo en la memoria.
Aquellos días, yo, cómo estaba.
Qué rostro mío miraban las gentes.
Antes. Cuando tú no eras.
Antes. Cuando tú no eras.
Una pintura de María Antonia Dans
S e t e
Déjame tu opinión, gracias.
Sete...ya veo que sigues dedicando tus entradas a hombres importantes...Eso sí...Esteban sigue llevándose la palma...
ResponderEliminarBesos, amiga..
ResponderEliminarLos señores, benditos sean. El objeto más hermoso, más deseado, de mi poesía, es EL HOMBRE, en él me deleito.
(Cuando Esteban vea todas las hermosuras que le dedicas se va a sonrojar jeje)
Besos para ti, linda.
eran los roStros brillos opacos,
ResponderEliminarpinceles desidiOsos
veLados por por filtro
de los relojes flamencOs.
aTraídos por la ausencia
de la aUsencia de formas
soñaban con el hoy los aYeres,
el vaivén de trigO en tu cabello
funden a mi YO con tus quehaceres.
Espero que no te incomode mi respuesta a tu genial (como siempre) ocurrencia. Cada nueva publicación tuya es un cambio de ritmo que en lugar de hacerme desistir de tu persecución aviva mi admiración por tus inquietudes y me hace persistir en ella.
Besos, artistaza.
EliminarMe gusta comprobar que has recuperado esa afición tuya a comentar en verso, Tano, como en los viejos tiempos jeje.
Oye tú tienes mucho arte. GRACIAS mil por darle al coco y seguirme el rollo en este entramado de letras juguetonas,lo has clavado.
Por otro lado eres un lector que sueles entenderme, lo digo porque este escrito es justamente lo que defines; Una ocurrencia.
Gracias por tus mimos(me tienes mal acostumbrada).
Un abrazo Tano.
Qué rostro tuyo miraban las gentes? Qué palabras bonitas, que idea, que precioso poema, Sete! Felicidades!
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Eliminar¡Joséeee! Ays mi portugués admirado me honras con tu presencia y no es adulación, es sinceridad.
Me alegra que te dijeran cosas estas letras.
Besos y gracias por pasar.