Escriba sentado
Y YO DIGO QUE SE ESCRIBAN
Y yo digo que se escriban.Que no callen los escritores, los
escribanos, los creadores de palabras. Que no callen en modo alguno.Las palabras, que sean escritas sin
cese, que se escriban.
La voz de la orativa perece, resulta
volátil en su emisión al aire, de su contemplación puede ser que
se asista a un nacimiento impetuoso, y a una muerte terrible, por
temprana.
No así con las palabras, las que quedan
incrustadas, las que se han hecho una con el papel que las soporta.
Pueda ser que él, el tiempo, ese al
que aún no se le ha catalogado como amado u odiado, el que no se
deja ver delimitado por formas y cuya percepción se localiza en la
mudanza continua, muda hacia adelante siempre una y otra vez, impasible, se manifieste como fiera.
Tiempo. Si dentro de su irracional
pensar, es su deseo revolcarse sobre un tálamo de letras, tal vez
con el propósito de erosionar sus picos más reivindicativos, más
relevantes, lo hará sin demora.
Ah pero no, el escrito le sobrevive,
permanece. Cronos no es suficiente dios para él.
Allí queda, el escrito pues, en una
mudez que es sonora.
Pase el tiempo que se fije en años, en
lustros, y alguien de ese futuro que ha de llegar, vendrá a leerlo,
a meter su voz en él; Qué grande esto.
Su creador, aquel que escribe. Aquel
intelecto creador de espacios, inductor de realidades paralelas a
donde se viaja en disposición voluntaria; Buscando cosas; Intrigado
por lo que no es de aquí; Zafándose de lo que ven los ojos estos,
los físicos, telescopios captadores del ”ahora”, confinados
están sólo a lo posible, ellos tan limitados.
Él es uno de los inmortales, el
creativo de la palabra hecha mundo, él sobrevivirá al tiempo, es un
precepto que ya está canonizado.
Mientras adoptaba
una postura sedente y tomaba el Estilo para, sobre una superficie
que se prestaba tierna, transcribir el pensamiento de su Faraón sabía el Escriba del antiguo Egipto que su figura era vital. Hacía
creer al grandísimo que su poder lo aplastaba, induciéndole a
tomar un porte que le impedía erguirse contra su magnificiencia.
Mas él se sabía
poderosísimo. Él conocía bien el alcance de su poder porque su
gracia (argucia) era delicada y subjetiva, se arrastraba para no ser
vista y no casaba ornamentos que lo desvelasen; Un “ faldellín”, eso era todo para su función. Pero futurista él, hacía de
“cariátide” consentida, una que soportaba el “ entablamento ”
al completo de una civilización. Y fina artimaña era la escritura.
La escritura convertía al Escriba en un supuesto faraón consorte; el ministro más determinante. Era ella quién se levantaba sobre la
serpiente que franqueaba el tocado del magnánime, haciendo al
reptil apartar la mirada y reduciendo al portador de tan ostentoso
tocado, a dirigir la misiva de su gobierno en su favor. Único
conocedor como era el Escriba de las incógnitas de la escritura
jeroglífica.
Y así es como hoy hago de la
metalingüística mi ciencia. Todo proceso de invención, o todo paso
científico tiene, antes que verse culminado, tocar muchas veces las
palabras, hasta hacerse con un texto que sirva para esclarecer lo que
va a ser el glorioso resultado.
Son pues las letras, a menudo, el
comienzo de un logro.
Y yo digo que se escriban.
Las palabras.
Setefilla AJ
Déjame tu opinión, gracias.
Así se escriba y así se cumpla.
ResponderEliminarBesos, Sete.
Me agrada verte de nuevo por aquí, Juan Antonio, te espero siempre.
EliminarSaludos cariñosos.
Sete
Y yo también digo que se escriban las palabras, pero solo las buenas, las que alimentan el alma y nos hacen ver con los ojos cerrados; porque se corre el riesgo de que hasta un Hitler escriba un libro, y se convierta en superventas...
ResponderEliminarBesos.
A los malos no hay que leerlos.
EliminarGracias y besotes frioleros.
Que sean escritas y que sean leídas y, en el caso de este escrito tuyo, que sean cumplidas y obedecidas, queridísima amiga.
ResponderEliminarEn cada escrito te superas. Si tu poesía es bella, tu narrativa y tus artículos de opinión son para enmarcar. Creo que no debe haber nadie que disfrute de hacer lo que hace como lo disfrutas tú, no sería posible que te salieran las cosas que te salen.
Esteban, amigo, la lástima no es ya que sean superventas e ese caso, si no que sean superrealizadas sus ideas. Hay superventas que a nadie le da por llevarlos a la práctica, pero has ido a poner un ejemplo que ya ya. Se me han venido a la cabeza los nombres de algunos periodistas, ¿poe qúe será?.
Besos y abrazos.
Querido Felipe, gracias por tus ánimos y tu fidelidad, así da gusto mostrar aquí los trabajos, de verdad, eres un cielo.
EliminarUn abrazo fuerte, gitanito.