sábado, 10 de noviembre de 2012

Y YO DIGO QUE SE ESCRIBAN


Escriba sentado



Y YO DIGO QUE SE ESCRIBAN

      Y yo digo que se escriban.Que no callen los escritores, los escribanos, los creadores de palabras. Que no callen en modo alguno.Las palabras, que sean escritas sin cese, que se escriban.
La voz de la orativa perece, resulta volátil en su emisión al aire, de su contemplación puede ser que se asista a un nacimiento impetuoso, y a una muerte terrible, por temprana.
No así con las palabras, las que quedan incrustadas, las que se han hecho una con el papel que las soporta.
Pueda ser que él, el tiempo, ese al que aún no se le ha catalogado como amado u odiado, el que no se deja ver delimitado por formas y cuya percepción se localiza en la mudanza continua, muda hacia adelante siempre una y otra vez,  impasible, se manifieste como fiera.
Tiempo. Si dentro de su irracional pensar, es su deseo revolcarse sobre un tálamo de letras, tal vez con el propósito de erosionar sus picos más reivindicativos, más relevantes, lo hará sin demora.
Ah pero no, el escrito le sobrevive, permanece. Cronos no es suficiente dios para él.
Allí queda, el escrito pues, en una mudez que es sonora.
Pase el tiempo que se fije en años, en lustros, y alguien de ese futuro que ha de llegar, vendrá a leerlo, a meter su voz en él; Qué grande esto.
Su creador, aquel que escribe. Aquel intelecto creador de espacios, inductor de realidades paralelas a donde se viaja en disposición voluntaria; Buscando cosas; Intrigado por lo que no es de aquí; Zafándose de lo que ven los ojos estos, los físicos, telescopios captadores del ”ahora”, confinados están sólo a lo posible, ellos tan limitados.
Él es uno de los inmortales, el creativo de la palabra hecha mundo, él sobrevivirá al tiempo, es un precepto que ya está canonizado.

Mientras adoptaba una postura sedente y tomaba el Estilo para, sobre una superficie que se prestaba tierna, transcribir el pensamiento de su Faraón sabía el Escriba del antiguo Egipto que su figura era vital. Hacía creer al grandísimo que su poder lo aplastaba, induciéndole a tomar un porte que le impedía erguirse contra su magnificiencia.
Mas él se sabía poderosísimo. Él conocía bien el alcance de su poder porque su gracia (argucia) era delicada y subjetiva, se arrastraba para no ser vista y no casaba ornamentos que lo desvelasen; Un “ faldellín”, eso era todo para su función. Pero futurista él, hacía de “cariátide” consentida, una que soportaba el “ entablamento ” al completo de una civilización. Y fina artimaña era la escritura. La escritura convertía al Escriba en un supuesto faraón consorte; el ministro más determinante. Era ella quién se levantaba sobre la serpiente que franqueaba el tocado del magnánime, haciendo al reptil apartar la mirada y reduciendo al portador de tan ostentoso tocado, a dirigir la misiva de su gobierno en su favor. Único conocedor como era el Escriba de las incógnitas de la escritura jeroglífica.

Y así es como hoy hago de la metalingüística mi ciencia. Todo proceso de invención, o todo paso científico tiene, antes que verse culminado, tocar muchas veces las palabras, hasta hacerse con un texto que sirva para esclarecer lo que va a ser el glorioso resultado.
Son pues las letras, a menudo, el comienzo de un logro.
Y yo digo que se escriban.
Las palabras.

Setefilla AJ






Déjame tu opinión, gracias.

6 comentarios:

  1. Así se escriba y así se cumpla.

    Besos, Sete.

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    1. Me agrada verte de nuevo por aquí, Juan Antonio, te espero siempre.

      Saludos cariñosos.

      Sete

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  2. Y yo también digo que se escriban las palabras, pero solo las buenas, las que alimentan el alma y nos hacen ver con los ojos cerrados; porque se corre el riesgo de que hasta un Hitler escriba un libro, y se convierta en superventas...
    Besos.

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  3. Que sean escritas y que sean leídas y, en el caso de este escrito tuyo, que sean cumplidas y obedecidas, queridísima amiga.
    En cada escrito te superas. Si tu poesía es bella, tu narrativa y tus artículos de opinión son para enmarcar. Creo que no debe haber nadie que disfrute de hacer lo que hace como lo disfrutas tú, no sería posible que te salieran las cosas que te salen.
    Esteban, amigo, la lástima no es ya que sean superventas e ese caso, si no que sean superrealizadas sus ideas. Hay superventas que a nadie le da por llevarlos a la práctica, pero has ido a poner un ejemplo que ya ya. Se me han venido a la cabeza los nombres de algunos periodistas, ¿poe qúe será?.

    Besos y abrazos.

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    1. Querido Felipe, gracias por tus ánimos y tu fidelidad, así da gusto mostrar aquí los trabajos, de verdad, eres un cielo.

      Un abrazo fuerte, gitanito.

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