lunes, 22 de julio de 2013

G A L L E T I T A S

          A una estación de trenes llega una tarde, una señora muy elegante. En la ventanilla le informan que el tren está retrasado y que tardará aproximadamente una hora en llegar a la estación.
Un poco fastidiada, la señora va al puesto de diarios y compra una revista, luego pasa al kiosco y compra un paquete de galletitas y una lata de gaseosa.

Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos del andén. Mientras hojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer un diario. Imprevistamente la señora ve, por el rabillo del ojo, cómo el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después de sacar una comienza a comérsela despreocupadamente.

La mujer está indignada. No está dispuesta a ser grosera, pero tampoco a hacer de cuenta que nada ha pasado; así que, con gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galletita que exhibe frente al joven y se la come mirándolo fijamente.

Por toda respuesta, el joven sonríe... y toma otra galletita.
La señora gime un poco, toma una nueva galletita y, con ostensibles señales de fastidio, se la come sosteniendo otra vez la mirada en el muchacho.
El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, el muchacho cada vez más divertido.
Finalmente, la señora se da cuenta de que en el paquete queda sólo la última galletita. " No podrá ser tan caradura", piensa, y se queda como congelada mirando alternativamente al joven y a las galletitas.
Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última galletita y, con mucha suavidad, la corta exactamente por la mitad. Con su sonrisa más amorosa le ofrece media a la señora.

- ¡Gracias! - dice la mujer tomando con rudeza la media galletita.
- De nada - contesta el joven sonriendo angelical mientras come su mitad.
El tren llega.
Furiosa, la señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar, desde el vagón ve al muchacho todavía sentado en el banco del andén  y piensa:
 " Insolente".
Siente la boca reseca de ira. Abre la cartera para sacar la lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado, su paquete de galletitas... ¡Intacto!

Jorge Bucay
 

"EXPRESO DEL NORTE"
FABIO HURTADO

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Mejor con tu opinión, gracias.

10 comentarios:

  1. De la sabiduría de los cuentos sabe mucho el doctor Jorge Bucay, quien los escribe de excelente manera. Este de las galletitas no lo conocía, me ha encantado encontrarlo hoy. Para ilustrar, excelente lienzo de Fabio Hurtado.

    Setefilla.

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  2. HAY UN COMERCIAL INSPIRADO EN ESTE RELATO. PENSÉ QUE ERA MUY CREATIVO EL COMERCIAL, PERO VEO QUE EL CREATIVO ES EL RELATO. GRACIAS POR COMPARTIR.
    UN ABRAZO

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  3. Una buena elección: divertido y con esa pizca fantástica que tanto seduce. Gracias por darlo a conocer. Un beso, Anna

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  4. Precioso, mucho hacia que no leía un cuento y este me ha parecido un placer.
    un beso

    Antonio

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  5. Refleja la realidad de maravilla.
    He visto ocurrir cosas así.
    Besos Sete.

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  6. Lo conocía de oídas, pero ahora me has dado la versión original.
    Es muy bueno.
    Un fuerte abrazo.
    HD

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  7. Amigos; Relthi, Anna, Antonio, Carlos, Recomenzar (bienvenido, pasaré a conocer tu blog), Gabriel, y Humberto, agradezco a cada cual el que haya empleado un poco de su tiempo en asomarse al Lápiz, y el que haya dejado un comentario, para mi motivación. Me gusta la manera en que me lleva a la reflexión el psicólogo Jorge Bucay a través de sus "Cuentos para pensar", veo que a vosotros también, qué bueno.

    Os envío un caluroso abrazo, individualizado, claro.

    Sete

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  8. Sencillamente genial. Una idea muy simple, casi un chiste, que se convierte en un micro relato magnífico para reflexionar sobre la generosidad.
    Abrazos.

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