Pocos días atrás les mostraba una de las huellas que deja mi adhesión al proyecto Emotionage. En esa ocasión se trataba, hagan memoria, de la Micrografía resultante de unir A las cinco los viernes, micro de mi autoría, con una fotografía de Mar Guerrero. Pues bien, para mi sorpresa, también a Julio Terrón le ha sido dado el mismo micro relato para que lo exprese con imágenes. Hay que ver, una escribe historias y no les vaticina más camino que el que le avoca felizmente a este blog, pero ya ven.
La nueva propuesta se ve más abajo, con acierto, con tres elementos muy visuales y decidores resuelve Julio. Me gusta la atemporalidad que destila. Mi agradecimiento para él.
Foto; Julio Terrón |
A cada encuentro semanal con Lana, Peter tiene en cuenta decirse a sí mismo al menos una vez, lo extraordinario de tener una esposa como Gretchen, (seguir leyendo...)
Mejor con tu opinión, gracias.
Pues otro trabajo rompedor, con un encuadre dramático y un tono romántico. Es verdad... uno escribe para esto. Arte engendrando arte. Besos
ResponderEliminarArte engendrando Arte, tú sabes de lo que hablas.
EliminarAbrazos.
Que bonito ver cuantas emociones genera y provoca EMOTIONAGE...estoy agradecido a todos los participantes de este proyecto!
ResponderEliminarY nosotros a ti, artista, y qué proyecto tan hermoso.
EliminarUn abrazo.
Enhorabuena, Sete, por esta nueva colaboración con tu bello relato. Las cosas bien hechas suelen dar alegrías.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, amigo. Fíjate, otra vez el relato a la palestra, yo feliz.
EliminarBesos.
Excelente bodegón moderno que reúne en un estupendo encuadre parte de los elementos que describes o sugieres en el relato, como si hubiera tomado objetos repartidos aquí y allá en ese imaginario cuadro de Hopper y hubiera compuesto con ellos una imagen unitaria... Un abrazo.
ResponderEliminar"Excelente bodegón moderno", me quedo con eso.
ResponderEliminarGracias por pasar.
Un beso.
Se necesita una chispa, a veces, para recordar nuestra agazapada propensión a la infidelidad.
ResponderEliminarLo de una pareja para toda la vida no cuela, según los antropólogos.
ResponderEliminarGracias por pasar, Belkys.
La verdad es que nombrando a Hopper evocas las imágenes de la soledad. Por un lado la casi etérea imagen de la esposa cada viernes, por otro la imagen de la amante que llegará en tren a su cita y por último el temor a la soledad cuando el tiempo se haga cargo del fin de la relación adúltera.
ResponderEliminarObservo que en el tema de el adulterio deberían de considerarse distintos grados. En el caso de tu relato se trata de una relación continuada y periódica que es muy probable que acabe descubriéndose o que al acabar (mal) sea el despecho el que además arruine el matrimonio.
Luego estaría esa relación esporádica de duración indeterminada, pero corta, que se toma como una aventura y que está muy lejos de la adultera intención del caso anterior. Quiero decir con eso que puede tratarse de un hecho fortuito, casi un accidente. Una vez superado en ocasiones suele confesarse y suele perdonarse en cierta medida.
Luego está el adulterio tipo "Los puentes de Madison" que habiendo empezado como en el caso segundo, se mantiene vivo, aunque sin contacto, durante muchísimo tiempo.
No sabría decirte cual de los tres haría más daño si fuera descubierto.
Creo que nunca he escrito nada al respecto, por eso me he puesto en este espacio a divagar sobre el tema. Tu me lo perdonas ¿verdad?
Este es un extracto de un relato más largo, Salvador, y bueno, en realidad era un amor que sólo Peter sentía y con el que fantaseaba, dado que no se conocían.
ResponderEliminarLas infidelidades dan para muchas cábalas, desde luego que sí.
Un abrazo.