No veas las veces que me he pinchado de niño con estos cardos oxidados. Creo, para ser un pelín poético, que el óxido está siempre en la luz, al menos en la luz de mis recuerdos que otros llaman oro. De niño todo lo confundía y en esa maravillosa confusión me deslizaba por el viento. Creía de los cardos eran los cadáveres de los girasoles que habían quedado fulminados al no darles la cara al sol y quedarse con el otro lado de la luna. ¿Nunca has visto un campo de calabazas a la luz de la luna? No hace falta hada madrina para que las convierta en grandes carrozas. En fin, mi querida y bella Sete, son muchas las cosas que percibimos cuando no estamos tocado por lo cartesiano de los adultos que ya no quieren creer.
Querido Francisco, me hace gracia que de niño creyeras que los cardos eran girasoles muertos, también yo lo creía. No, nunca he visto un sembrado de calabazas pero me encantaría verlo, tanto a la luz de la luna como a la del ocaso. ¡Un abrazo! Sete
Preciosa toma, Sete! Lograste una composición genial, amiga! Me encanta tu diversidad: siempre me sorprendes con tus formas de crear arte. Me gusta que juegues con todas las herramientas que tenemos al alcance de las manos para poder captar un momento de magia. Muy pero muy bueno! Abrazo fuerte, guapa querida!
Siempre tan amable y dispuesta a disfrutar lo que publico, querida Bee. Me temo que soy demasiado inquieta o curiosa para experimentar una sola forma de encontrar y mostrar belleza, de eso tú sabes mucho. Te devuelvo el abrazo y te espero siempre. Sete
Una imagen captada en su momento justo. Felicitaciones, es hermosa.
ResponderEliminarmariarosa
Es el atardecer, MRosa, que hasta los cardos vuelve de oro. Gracias por pasar.
EliminarUn abrazo.
No veas las veces que me he pinchado de niño con estos cardos oxidados. Creo, para ser un pelín poético, que el óxido está siempre en la luz, al menos en la luz de mis recuerdos que otros llaman oro. De niño todo lo confundía y en esa maravillosa confusión me deslizaba por el viento. Creía de los cardos eran los cadáveres de los girasoles que habían quedado fulminados al no darles la cara al sol y quedarse con el otro lado de la luna. ¿Nunca has visto un campo de calabazas a la luz de la luna? No hace falta hada madrina para que las convierta en grandes carrozas. En fin, mi querida y bella Sete, son muchas las cosas que percibimos cuando no estamos tocado por lo cartesiano de los adultos que ya no quieren creer.
ResponderEliminarBesos
Querido Francisco, me hace gracia que de niño creyeras que los cardos eran girasoles muertos, también yo lo creía. No, nunca he visto un sembrado de calabazas pero me encantaría verlo, tanto a la luz de la luna como a la del ocaso.
Eliminar¡Un abrazo!
Sete
Espectacular. A veces, una imagen vale más que mil palabras. Un besote, Anna
ResponderEliminarGracias, Anna, así es. Y a veces todas palabras caben en el encuadre, y qué bonito es leerlas, ¿verdad?
EliminarBesos.
Sete.
GUAUUU, QUÉ BELLEZA DE IMAGEN Y TITULO.
ResponderEliminarUN ABRAZO
En ocasiones es difícil titular, en esta fue fácil. Adolfo me encanta que hayas reparado en el título.
EliminarMuchas gracias.
¡Un beso!
Preciosa toma, Sete! Lograste una composición genial, amiga! Me encanta tu diversidad: siempre me sorprendes con tus formas de crear arte. Me gusta que juegues con todas las herramientas que tenemos al alcance de las manos para poder captar un momento de magia. Muy pero muy bueno! Abrazo fuerte, guapa querida!
ResponderEliminarSiempre tan amable y dispuesta a disfrutar lo que publico, querida Bee. Me temo que soy demasiado inquieta o curiosa para experimentar una sola forma de encontrar y mostrar belleza, de eso tú sabes mucho.
EliminarTe devuelvo el abrazo y te espero siempre.
Sete
cuando la imagen es captada en el momento justo, salen estas tomas
ResponderEliminarsaludos
carlos
Ser o no ser oportuno, así es, Carlos.
ResponderEliminarGracias por pasar.
Saludos.
Sete